La sociedad actual nos enseña a admirar la competitividad y a subrayar que el éxito en las distintas esferas de la vida depende de ella. Sin embargo, el etólogo Frans de Waal (quien ha estudiando la conducta de diversas especies) ha llegado a la conclusión de que la solidaridad no solo fue esencial para la evolución del hombre sino que forma parte de su naturaleza.
Sin el desarrollo del “gen solidario” no habría sido posible la formación de grupos organizados, la divulgación de ideas ni la adquisición de competencias que hicieran posible el surgimiento de artistas y pensadores, por citar algunos ejemplos. Los estudios de investigadores como de Waal podrían transformar los paradigmas actuales ya que demuestran que el ser humano es competitivo pero también solidario por instinto.
Posiblemente, el surgimiento de formas de vida alternativas como la de los freegans (de quienes escribiré más adelante) demuestre que es viable no someterse al exceso de competitividad para dar paso a un estilo de vida menos consumista y más cooperativo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.